Erase una vez Nuria la pedagoga.
Era una chica muy extrovertida, atenta y lo que más le gustaba era ayudar a los
demás, por lo que decidió estudiar Pedagogía.
Comenzó a trabajar en un centro
de drogodependencia. El centro le ofrecía a los pacientes diversas áreas de
intervención terapéutica-educativa, reinserción laboral y social para
enseñarles competencias básicas con acceso a relaciones saludables, una
vivienda, la educación y la cultura, y al trabajo y la independencia económica
con el fin de analizar a cada miembro, desarrollando programas de disminución
del riesgo de las drogas mejorando su calidad de vida.
Era un lugar donde Nuria aportaba
mucho con su labor profesional. Ella se llevaba muy bien con todos los
internos, se preocupaba por ellos y los veía como algo más que pacientes.
Un día como otro cualquiera,
ingresó en el centro un chico llamado Clark, él entró furioso y sin ganas de
estar allí en el centro para drogodependientes. Entró empujado por su familia ya que él
se sentía bien con lo que hacía y se negaba a cambiar, lo que no esperaba Clark
era cómo su entrada en el centro le cambiaría la vida ya que la persona que lo
trataría y lo conduciría por el buen camino seria un antiguo amor de
adolescencia.
¡Que sorpresa! Ella era Nuria.
En cuanto se miraron a los ojos
volvieron los recuerdos y a Nuria se le encogió el corazón al ver la situación
de aquel chico que ella recordaba como el más tímido y educado de la clase.
Mientras que Clark al verla se tranquilizó y por primera vez sintió vergüenza por
la situación en la que se encontraba.
Inmediatamente Nuria se puso
manos a la obra y comenzó a planificar
cada uno de los pasos a seguir en el tratamiento de Clark con el uso de su
ordenador personal en el que había tratado a tantos otros pacientes, pero durante el seguimiento a Clark, Nuria se fue
dando cuenta de que no era un paciente como todos los demás ya que se
preocupaba mucho más por él, de ello se dio cuenta tras las numerosas horas que
pasaba con él en la sala de reproducciones viendo vídeos para su concienciación
con respecto a las drogas.
Tras mucho trabajo y esfuerzo
Nuria vio en Clark un interés especial en la informática y lo empujó a que estudiara
y se especializara en el ámbito tecnológico. Además de esto también consiguió
su rehabilitación total al centrar todo su interés en lo que realmente le
gustaba que era el tema de la informática. Tras todo lo logrado y con lágrimas
en los ojos se despidieron para siempre y sus vidas tomaron un camino
diferente.
Clark empezó a trabajar en un
instituto como profesor de informática y no había día que no se acordara de
Nuria, ya que le estaba muy agradecido por todo, mientras que Nuria seguía con
su labor de ayudar a toda persona que la necesitara. A través de foros y de las
distintas redes sociales ella se comunicaba con gente que tenía problemas en
este ámbito y concertaba citas a través de Internet para ayudar y darles
consejos sobre este tema tan complicado.
Después de un tiempo Clark
buscando por Internet información sobre su pasado encontró a Nuria en una página
de ayuda a chicos jóvenes con problemas en las drogas. ¡y le vino una idea muy
interesante!. Fue corriendo a hablar con el director del centro en el que
trabajaba para proponerle dar una charla sobre drogas a todos los adolescentes
del centro contando con la ayuda de Nuria. Enseguida la llamó y a la semana
siguiente ella acudió al salón de actos del instituto informando y concienciando a los alumnos a
través de vídeos, presentaciones e imágenes sobre el gran problema que provocan
las drogas con el ejemplo y la ayuda de todos los pacientes a los que había
ayudado y que lo habían superado,
destacando a Clark.
MORALEJA
La pasión y la motivación por algo puede ayudarte a deshacerte de lo que te perjudica en tu vida.
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